"El camino de nuestra santificación personal pasa, cotidianamente, por la Cruz: no es desgraciado este camino, porque Cristo mismo nos ayuda y con Él no cabe la tristeza."
"Después de la oración del Sacerdote y de las vírgenes consagradas, la oración más grata a Dios es la de los niños y la de los enfermos."
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